Chestertonada sociológica

“Nos hacemos nuestros amigos; nos hacemos nuestros enemigos; pero Dios hace nuestro vecino. De aquí que llegue revestido con todos los terrores de la naturaleza: tan extraño como las estrellas y tan descuidado e indiferente como la lluvia. El Hombre es la más terrible de todas las bestias. Por eso, las antiguas religiones y el antiguo lenguaje bíblico demostraban tan aguda visión cuando hablaron, no de nuestros deberes para con la humanidad, sino de nuestros deberes con nuestro vecino” (Herejes, cap.14).

Chesterton no era sociólogo profesional, pero podría haberlo sido, y de primera. O quizá no, porque entonces hubiera acabado encasillado en alguna escuela o ‘marco teórico’. En cualquier caso, descubre el hecho primigenio de la vida social: apenas escogemos a la gente con la que convivimos, poseedores de todos los ‘terrores de la naturaleza’. Claro, que lo mismo piensan ellos de nosotros.

4 Respuestas a “Chestertonada sociológica

  1. Creo que mejor así. Como sociólogo, nuestro amigo quizás no hubiese sido tan atractivo para todos. Pienso que sobre todo era un escritor, y de tal magnitud que podía permitirse el lujo de escribir de lo que quisiera, desde cuentos infantiles, poesía y seguramente hasta gruesos y complicados tratados filosóficos, y hacerlo todo de manera brillante.

  2. ¡Poco sospechaba el amigo GK cuanto se iba a complicar su ejemplo con el nuevo fenómeno social de la (in)dependencia tardía de los hijos! Cuando un hijo (que tampoco elegimos y ¡ojalá eduquemos y se deje educar por los padres!), con vida de adulto es a la vez tu vecino y vecino del vecino de al lado, cuyo hijo es a la vez vecino suyo y tuyo, es cuando los terrores de la naturaleza se hacen merecedores del lenguaje bíblico, mitológico y hasta sociológico… Y no hay en el Panteón de los dioses complejo que salve a Freud del fraude intelectual, pues padre aguantará al hijo y vecino al vecino, con todas las de la jungla de cemento incluidas.

    Atendiendo al sentido común y a la educación, tan necesarias en la interacción social, Chesterton perfila con sutileza (y con antelación) lo que hoy constatamos en nuestra sociedad: que determinadas doctrinas políticas se imponen con más facilidad (hasta con naturalidad) en contextos económicos o sociales que permiten aflorar (y hasta fomentan) la falta de educación, a costa de la convivencia. Una comunidad de vecinos a pequeñas o grandes escalas (¡mira los pisos de en frente, con sus demasiados decibelios y muy intensos ritmos tribales hasta las 4 de la madrugada!), a falta de instrumentos formativos y legales, se hace comunidad primitiva, o lo que eufemísticamente llamaríamos hoy ‘comunismo’, pues el vecino se gasta tus neuronas y a una le queda mirar las estrellas y esperar los diluvios universales.

  3. Enhorabuena por esta entrada, tan ‘estilosa’ literariamente y llena de ideas. Desde luego, la tecnología ha aumentado los ‘terrores’ asociados al vecino, con la música y la juerga, que si bien son un universal cultural, ahora se expresa con más intensidad…

  4. Curioso e interesante planteamiento sobre las comunidades de vecinos, el expuesto por Elena. Verdaderas junglas humanas donde el in-civismo, la in-civilización y la mal-educación de los vecinos se manifiestan de manera cotidiana.

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