El rodaje de estos meses viene a demostrar que el blog no es sólo un medio de difusión de las ideas de Chesterton, sino una auténtica herramienta de trabajo. A diferencia de los libros, que son algo cerrado definitivamente y que precisan nueva edición posterior, el blog está vivo y cambia continuamente.
Por ejemplo, nos parece imprescindible el uso de determinadas herramientas del blog -categorías, etiquetas, etc.-, así como los comentarios, que resultan ser una herramienta para la reflexión colectiva, en la consecución de nuestros objetivos.
De momento, las actividades del blog tienen la siguiente orientación:
- Entradas breves, más o menos genéricas o temáticas, que se reparten por el conjunto de etiquetas que uno puede encontrar en la nube de tags. En esto nos parecemos a otros blogs sobre Chesterton.
- Estudio en profundidad de algunas obras de GK Chesterton. En estos momentos, tenemos una versión completa de Esbozo de sensatez y trabajamos sobre El hombre eterno y Santo Tomás de Aquino. También hemos comenzado a recoger algunos textos breves de GK, con comentarios: no olvidemos que se trata de aprender a pensar como él lo hacía. Aunque al principio no lo hicimos así (los trabajos más antiguos del blog), dadas las deficiencias en la traducción al castellano, hemos optado por ofrecer una versión bilingüe comentada, en las páginas de estas obras analizadas.
- También hemos planteado algunos problemas y soluciones acerca de la traducción de Chesterton.
- A medida que vayamos teniendo contenidos, deseamos abrir páginas completas dedicadas con carácter monográfico a los conceptos o formas centrales del pensamiento de GK: la sanity o sensatez, el hogar, la importancia de la mujer, su método de trabajo, su estilo literario, las paradojas y chestertonadas, etc.
Junto a las herramientas disponibles, estamos estableciendo criterios de trabajo que den solidez a los resultados. He aquí algunos, que tienen su razón de ser en que varios de nosotros procedemos del mundo universitario.
- Nos parece adecuado que cada uno realice su propia versión de las palabras originales de GK, dadas las frecuentes deficiencias en la traducción de sus palabras.
- Las palabras de Chesterton están siempre en cursiva -salvo excepciones justificadas- y normalmente sólo serán las palabras de GK las que están en cursiva, reservando para el resto el uso de comillas, dobles o simples, según corresponda.
- Pero nos proponemos ser lo más exacto posible en las citas de GK. Esto es casi un desideratum, dada la cantidad de referencias, traducciones, repeticiones del propio Chesterton, etc. Consideramos que ha llegado el momento de empezar a poner seriedad por algún sitio, y un blog con pretensiones -dicho a la vez con toda modestia- puede ser el lugar y el momento para empezar
- Pensamos que lo correcto es citar no sólo el libro, sino también la página del mismo, si es posible.
- Citaremos los libros de manera convencional: autor, año, título, ciudad, editorial, página. A veces, el contexto en el que se cita hace que sólo sea preciso ofrecer algunos datos: aunque no sigamos ninguna norma concreta de citación -lo ideal sería hacerlo, como la de APA 6ª- el criterio es que sea fácilmente identificable la edición y la página.
- Si son recopilaciones de ensayos o misceláneas de GK, (ej., Enormes minucias) , no sólo se ha de citar el libro al que pertenecen, sino también el título del artículo correspondiente.
- Cuando son monografías (ej.. Lo que está mal en el mundo), de las que hay varias ediciones o proceden de nuestros propios materiales, nuestra propuesta es citar el nombre o número del capítulo y el número de párrafo. Es el criterio que estamos siguiendo en el trabajo de análisis de algunos de sus libros: por ejemplo, Esbozo de Sensatez, o7-14 significa que pertenece al capítulo 7, párrafo 14.
- En realidad, esta tarea de codificación de las obras de GK puede que ya esté establecida y sea cuestión de tiempo que exista una edición de referencia (aunque las ediciones de Ignatius Press parecen tener ya ese carácter en su aceptación por parte de todos). Sin embargo, la disponibilidad de las obras en Internet facilita el acceso pero complica notablemente esta tarea.
Todos estos criterios constituyen un conjunto de herramientas con una finalidad analítica. Luis Daniel González –Gramática de la gratitud– recoge unas palabras de André Maurois que describen bien la realidad de la obra de GK:
«Chesterton, paradoja a paradoja, construye una imagen de la realidad porque la realidad es una suma de paradojas. Pero hay veces que tanto malabarismo con las fórmulas agota al lector y le deja con una sensación de desasosiego intelectual. El lector ve con tanta claridad la brillantez de Chesterton, que no percibe su profundidad. En el ballet de sus frases no siempre reconocemos la sencillez de vida que deseaba que tuviéramos… Sin las paradojas, los chistes y los toboganes retóricos, Chesterton habría sido quizá un filósofo más claro, pero no sería Chesterton. Con frecuencia se supone que no es serio porque es gracioso y, en realidad, es gracioso porque es serio. Seguro como está de su verdad, se puede permitir bromear… La certeza produce serenidad».
Recojo esta cita porque lo que queremos hacer con este blog es precisamente desmenuzar a GK: que la brillantez no impida alcanzar la profundidad de Chesterton: a mi juicio, el principal inconveniente de nuestro escritor. Nos interesa desmenuzar a GK, más que hacer citas simpáticas (aunque una cosa no quita la otra).
Por último, no queremos que este blog sea algo exclusivamente cerrado a los que lo hemos puesto en marcha. Nuestro objetivo es difundir el pensamiento de Chesterton y aprender a pensar como él. Si deseas colaborar, no tienes más que empezar a hacerlo: haz comentarios, envía enlaces y haz tus sugerencias, que serán bienvenidas. Y si piensas que tienes una aportación de mayor entidad y quieres verla publicada en el Chestertonblog, ponte en contacto con nosotros en este correo electrónico: chestersoc@gmail.com. Varios ya lo han hecho y agradecemos públicamente sus colaboraciones desde aquí.
JCP
Por siempre
Hay hombres que nos dicen que hay que creer, hay muchos otros hombres que predican y nos enseñan la fe, también hay otros que nos demuestran que creen….., pero sólo hay unos pocos hombres que, simplemente, nos hacen creer.
Juan Carlos fue un hombre que nos hizo creer. Con su ejemplo, con su actitud ante la vida, con su actitud ante la muerte, Juan Carlos nos hizo afianzar nuestra fe y nos hizo creer.
Se podrían mencionar muchas cosas buenas de él, pero ¿qué más se puede pedir?. Sólo algunos elegidos pueden tener ese don, esa cualidad que supone muchas otras cualidades, que permite trasmitir lo que él transmitía. Pero, además, hay algo que reflejaba quien era Juan Carlos, algo que le definía por encima de todo: fue, sencillamente, un creyente, una persona que hizo de su fe su bandera y su norma de vida. Daba testimonio allá por donde iba, en situaciones favorables o en ambientes adversos. Y su testimonio fue él mismo: comprensivo, tolerante, pero seguro, convencido y convincente. A veces paciente y callado, sus silencios también eran elocuentes, porque eran silencios de entendimiento, de reflexión, de respeto hacia los razonamientos de otros. Buscaba siempre la verdad, como camino del bien y del amor hacia los demás. Realmente tenía capacidad para amar y se notaba.
Nunca olvidaré nuestra última conversación. Cuando aún podía me dijo: “Todavía no te he dicho lo que es el cielo para mí, algún día te lo contaré”. Yo le contesté que nada me gustaría más, que me encantaría debatir sobre ese tema con él. Pero, desgraciadamente, ya no hubo más tiempo. Ese día no llegó nunca. El hilo de su vida se quebró y me quedé esperando, desilusionado y abatido, a que me dijera lo que era el cielo para él.
Ahora, Juan Carlos, sé que ya no tienes que imaginarlo, ahora sé que ya conoces lo que es. Y estoy seguro que algo es muy parecido a lo que tú creías. Mientras, a pesar de todo y sin comprender cómo ni porqué, yo sigo aquí aguardando todavía a que puedas decirme lo que era el cielo para ti.
Pero desconozco si, aunque parezca imposible, de alguna manera, de alguna forma desconocida, podrás decírmelo. Aunque eso ahora ya no importa tanto, y sólo quiero… sólo queremos pedirte una cosa: espéranos allí, Juan Carlos.… espéranos en el cielo.
Bruno J. Ballesteros
Valencia 25 febrero 2015
Dios contesta
(tratando de pensar como Chesterton, con optimismo)
–¿Qué has hecho ante el dolor incomprensible
que azota, hasta agotarlas, nuestras vidas?
¿Qué has hecho al contemplarlas pervertidas
por tanta atrocidad indescriptible?
¿Qué has hecho ante la guerra incontenible,
la enfermedad y el hambre difundidas?
¿No adviertes que nos llevan, complacidas,
a una muerte inhumana aborrecible?
¿Qué has hecho ante las miles de inmundicias
que se hace con los niños día tras día,
cuya vileza clama al Cielo?… ¡Di!
¿Qué has hecho ante estas llagas e injusticias?
Se oyó una voz doliente que decía:
Respondo a tus preguntas: ¡Te hice a ti!
P. Jorge de Jesús Fuentes Davison, sdb.