El Club Chesterton de Granada arranca el curso 2018/19 con la lectura, estudio y análisis de la obra de Chesterton » Herejes».
Herejes es un texto que recopila una serie de artículos, en los que nuestro autor vierte opiniones y pensamientos de su época, de preclaros escritores; en ellos se deslizan los tópicos y «no tópicos de la época, los anhelos de verdad, el problema del conocimiento, la belleza y la ficción, etc.
En esta pobre entrada pretendo, de la mano del maestro Chesterton, diferenciar realidad (la vida) y la ficción (literatura). Parte Chesterton de afirmar que el hombre tiene al alcance de las manos «las cosas» grandes o PEQUEÑAS ( Él dirá «comunes»). O sea, lo que queda fuera del hombre es «cosa». Es realidad. La ficción es una definición de arte. El arte es ficción. Es decir que la realidad – el hombre- en cuanto que hacedor de ficción —véase Borges – es algo más completo y complejo que la ficción. Derivo de las palabras que Chesterton dedica a Bernard Shaw en el capítulo IV de Herejes: » Shaw afirma ver las cosas como son, pero en el realismo de Shaw falta algo, y lo que falta es algo muy importante» que Chesterton se refiere a que en la obra de Shaw puede y, de hecho, existe lo ficcional, pero – dice Chesterton- no hay ideales, no hay creencias. Aunque más tarde el dramaturgo llegará a ser un fervoroso seguidor de la «religión del Superhombre» De nuevo Chesterton en el mismo capítulo IV de Herejes nos dice: «Quien había declarado culpables a los ideales ha postulado el imposible de todos los ideales: el ideal de un nuevo ser.» Obviamente pone de ejemplo a Shaw, aunque hubiera – y aún quedan- un ejercito de defensores de este «Superman».
Más adelante , Chesterton nos dirá que la percepción de la realidad, de la verdad de cualquier apreciación requiere humildad y una cierta oscuridad. Pues, «Hasta que comprendamos que las cosas podrían no ser, no podemos comprender que las cosas son» A la chita callando, el autor del texto comentado, aquí añade a los requisitos de humildad y misterio, el de la fe (sutileza). Ya que tanto la razón como la fe determinan el conocimiento del hombre.