Esta entrada sobre el Padre Brown es estupenda. Tenemos una deuda pendiente con el Padre Brown en el Chestertonblog, necesitamos especialistas en él que quieran colaborar.
Uno de los placeres del lector es cogerle cariño a un personaje y entusiasmarse con una cualquiera de sus apariciones. Los detalles más nimios empiezan a disfrutarse. Es entonces cuando uno se acerca más al pulso del escritor, a lo que éste sintió cuando hizo al personaje irrumpir en la escena y, por ejemplo, quitarse el sombrero o ruborizarse.
Me empieza a pasar esto con el padre Brown, de Gilbert Keith Chesterton. Estoy leyendo sus relatos en la magnífica traducción de Miguel Temprano García, en Acantilado.
Desde el conjunto de relatos que conforman ‘El candor del padre Brown’, me tiene atrapado este sencillo y sagaz sacerdote. A cada instante hay una genialidad solemne de Chesterton (lo es que, por ejemplo, que Brown afirme, en ‘La cruz azul’, eso de ‘salvé la cruz, la cruz se salvará siempre’) y mil toques de elegancia (por ejemplo, cuando, en ‘El jardín secreto’…
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Era uno de mis personajes literarios favoritos.
Enhorabuena por colocar esta entrada y recuperar al Padre Brown. Es una pena que WordPress no coloque todo entero. Bueno, supongo que será un reconocimiento al autor original, y así se visita su blog.
En cualquier caso, allí encontramos la típica chestertonada: «Y su cabeza era siempre mucho más valiosa cuando la perdía». Buen alegato contra el racionalismo dominante y a favor del uso razonable de la razón.
Gracias por vuestros comentarios. Tomamos nota del aprecio al Padre Brown y nos proponemos sacar adelante cuanto antes una sección sobre él.
Si, era un personaje muy tierno. Disfrute mucho con el.
Se ve que ha sido un acierto incorporar ya al Padre Brown, que la gente estaba esperándolo. Gracias a Dios, ya llega pronto.