Tras las huellas de G. K. Chesterton.
3. La olvidada tumba de los Chesterton.
En los dias que nos ha tocado vivir, en los que desgraciadamente la muerte ronda tan cerca, viene a mi mente uno de aquellos cementerios londinenses, donde vivos y muertos comparten espacio, éstos ya sin miedos ni prisas, aquellos ocupados aún en mil pensamientos, rutinas y quehaceres cotidianos pero disfrutando de un lugar especial con el que no todas las ciudades cuentan.
El cementerio de Brompton en Londres es uno de los llamados familiarmente “Siete Magníficos” que fueron construidos en el siglo XIX, cuando el hacinamiento en los camposantos parroquiales de una ciudad que en la primera mitad de siglo había crecido de 1 a 2,3 millones de habitantes, obligó a buscar lugares de enterramiento alternativo so pena de que las epidemias se encargaran de contener el crecimiento demográfico.
Algunos de estos cementerios, como el que nos ocupa, absorbidos ya por el crecimiento urbanístico, cumplida su función y no dando cabida a más sepulturas, son sin embargo en la actualidad lugares de agradable paseo.
Cuenta con más de 20 hectáreas (40 campos de fútbol) de extensión y su forma rectangular, con sus grandes accesos norte y sur abiertos durante el día, comunica South Kensington con el distrito de Chelsea, cerca ya del Támesis. Es frecuentado por parejas, turistas, familias, nannies, runners, ciclistas y jubilados, que disfrutan de un gran parque que combina una frondosa vegetación, con ingente número de lápidas de antigua piedra, nada que ver con el granito o mármol pulidos que tanto abunda en nuestros cementerio españoles.
La mayor parte de sus lápidas son accesibles a la curiosidad del visitante, si bien en algunas el incontenido crecimiento de zarzas y otra vegetación ocultan completamente su vista y delatan un largo olvido.
Fue así como sucedió el pasado verano cuando al reunirnos en Londres con Josep Carbonell, gran amigo y especialista en G.K. Chesterton, al inicio de una ruta viajera en torno al escritor inglés, llevada a cabo por el Club Chesterton de Granada, contemplé sorprendido como, en su veraniego atuendo de camisa y pantalón corto, en sus pantorrillas lucían abundantes y al parecer recientes arañazos. Cuando le interrogamos por la causa nos contó, como aquella tarde, antes de nuestro encuentro, había ya aprovechado para acudir al Brompton Cemetery para buscar la sepultura de los padres de Gilbert Keith Chesterton. Fue en la oficina de dicho lugar donde consiguieron ubicarla, y efectivamente, tras su búsqueda necesitó de herramientas de jardinería, facilitadas por el personal, para rescatarla del ostracismo de las espinas y el tiempo.
Después de sanearla y depositar en ella las flores y la pequeña plegaria de respeto, sacó las oportunas fotografías que testimonian que la piedra acoge los restos de Edward y Marie Louise Chesterton, así como los de su pequeña hija Beatrice fallecida a los 8 años de edad y recuerdo también a la memoria de su hijo Cecil fallecido y enterrado en Francia en la Primera Gran Guerra, en 1918.
Vayan estas humildes líneas como homenaje y agradecimiento a Josep, cuyo amor a la figura y obra del insigne escritor y periodista queda siempre patente y se extiende como es el caso a sus ascendientes.
Un abrazo.
SACRED
TO THE DEAR MEMORY
OF
EDWARD CHESTERTON DIED MAY 15th 1922, AGED 81
ALSO OF
BEATRICE ELIZABETH CHESTERTON
DAUGHTER OF EDWARD AND MARY CHESTERTON
OF KENSINGTON
DIED JUL 25th 1878. AGED 8
AND TO THE MEMORY OF
CECIL EDWARD CHESTERTON
THEIR SON
WHO DIED IN THE GREAT WAR
DECEMBER 5th 1918. AGED 39
AND WAS BURIED IN FRANCE
ALSO OF MARIE LOUISE CHESTERTON
WIFE OF EDWARD CHESTERTON
DIED FEBRUARY 21TH 1933. AGED 88 YEARS
Me parece muy bien que se aluda a la desidia que presidía los cementerios ingleses a finales del siglo XIX y también al abandono y a la incuria en la que estaba la tumba de nuestro querido y admirado converso Gilbert K. Chesterton, pero no perdamos la vista en la situación actual en la que están muriendo tantas personas anónimas, víctimas por el coronavirus, por las que debemos rezar, si somos consecuentes con nuestra fe, tal y como hace el Papa Francisco , a pesar de que Europa, casi ha abjurado de sus raíces cristianas, pero nosotros seguimos fuertes en ella, porque en estos momentos tan duros, es cuando más necesitamos del apoyo de Dios para no declinar el ánimo ni perder la esperanza en que vamos a salir adelante. Debemos rezar por los casi 8000 muertos anónimos en España, víctimas de esta pandemia y podemos ampliar nuestra oración por los fallecidos en todo el mundo. Si nos cogemos de las manos de JESÚS, NO flaquearemos y nuestra fe adquirirá fuerza y consistencia.
Bonito artículo y bonitos recuerdos, sin duda, visitar una tumba, y más de una persona a la que tanto admiramos y que tantas enseñanzas nos dejó escritas, es algo solemne y un poco triste, pero realmente en esas fechas la muerte era para mí algo más lejano y más ajeno de lo que lo es hoy. La visita en estas fechas o pasada la pandemia, hubiera tenido otro carácter y dejado otra huella, más triste, más amarga o más solemne.
Gracias por tu legado Maestro Gilbert, y gracias David por tan bonitos recuerdos
Pilar
Muchas gracias por continuar esta peregrinación… Realmente es emocionante.
Muy buen artículo periodístico. A nuestro hombre le hubiera gustado
Juan