Otra interpretación de ‘Los países de colores’, de Chesterton

En GK y los colores como expresión de la libertad creadora expresé mi interpretación del relato de Chesterton que publicamos el fin de semana pasado, Los países de colores de 1912. Yo me dirigí hacia las pistas que da el personaje misterioso –que se hace pasar por el hermano perdido de Tommy- en cómo hay que ver el mundo y cómo trabajar con las herramientas que tenemos. Particularmente, me fascina el consejo en la prudencia en utilizar el color rojo, el más llamativo e intenso: en el mundo actual queremos una vida intensa, pero una vida plena no es lo mismo que una vida llena de emociones. Volveremos adelante sobre esto, porque he encontrado otros textos que nos permiten seguir estudiando el asunto.

Pero he encontrado otro blog –The Warden’s Walk– en el que recomienda vivamente este relato y realiza un análisis complementario al mío. Traduzco tan sólo un fragmento, que me parece su aportación principal:

“El hombre misterioso -como personaje- me gusta mucho. Tiene sentido del humor, pero habla a Tommy con el debido respeto a la inteligencia del niño. La forma en que conduce su relato tiene la forma de una ‘lección interactiva’ -si se me permite utilizar términos del sistema educativo- muestra una comprensión de la forma de involucrar a los niños en el tema de una manera más profunda. Y aunque resulta un tanto extraño, no resulta amenazante, tan sólo te proporciona la sensación de que sabe cosas que la mayoría de los humanos no saben, y que probablemente podría aparecerse a quien quisiera, a pesar de que dice ser tan humano como el resto de nosotros. O, al menos, que dice haber sido un niño una vez y de haber tenido pensamientos similares a Tommy acerca de la apatía del mundo, lo que quizá no es necesariamente lo mismo”.

A mí me gustaría añadir que tengo dos explicaciones sobre ese hermano mayor:
-como un alter ego del propio Chesterton, explicando a Tommy –un niño cualquiera, como él mismo dice que se llaman los niños en los cuentos- cómo debe ver la realidad.
-una interpretación mística: alguna experiencia del propio Chesterton relativa a su época solipsista y depresiva –que coincidió con su etapa en la escuela de pintura, la Slade School, con 21 años- y que sólo 15 años después se atreve a contar en un relato, cuando apenas escribe relatos cortos que no sean vinculados a historias de detectives. Puede sonar demasiado aventurado, pero yo no la descartaría: el misticismo –que no quiere decir éxtasis ni apariciones- está demasiado presente en la obra de Chesterton como para tomárselo a la ligera.

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