Chesterton da otra vez en el clavo: naturaleza genuina frente a exceso institucional.

Continuamos recogiendo algunas críticas (, , ) del bibliotecario Herne -reconvertido en rey medieval- al mundo de hoy, que muestra la perspectiva sociológica de Chesterton (El regreso de Don Quijote, 1927). Al enterarse del intento de encerrar en un manicomio a un técnico y artista sabio que ha desarrollado una teoría sobre la ceguera de sus contemporáneos para ver el color del mundo, Herne vuelve a proporcionarnos otro retrato de nuestro mundo, esta vez centrado en el excesivo peso de las instituciones en la vida social, que no sólo es compatible con una sociedad de individuos, sino que es su contrapeso necesario: al deshacerse los lazos sociales básicos, tan sólo quedan el individuo y el Estado, y éste ha de tomar sobre sí las necesidades que la persona sola no puede hacer frente. El resultado lo estamos viviendo, en lo positivo y lo negativo: un complejísimo ‘sistema’ o maquinaria social que nos proporciona grandes posibilidades, pero que abarca casi todos los aspectos de la vida y nos somete a él sin apenas darnos cuenta. En condiciones de normalidad, todo parece ir bien; pero en cuanto algo sale del estándar, puede ser considerado patológico y el Estado interviene con sus controles. Si uno se fija bien, aquí están recogidas cuarenta años antes, las críticas de Mayo del 68 a la sociedad establecida. Los que hayan visto Tiempos Modernos (1936) de Charles Chaplin, también reconocerán la crítica a la maquinaria y a los ‘internamientos institucionales’:

'Tiempos modernos' de Chaplin (1936): Capitalismo y Estado se hacen cargo del individuo

‘Tiempos modernos’ de Chaplin (1936): Capitalismo y Estado se hacen cargo del individuo. Todocolección.net

¿Cuándo se vio que todo un ejército se movilizase para arrancar a una hija de su padre, es este caso un viejo mendigo? Ya podían los reyes atravesar las aldeas a caballo arrojando monedas o maldiciones, pero jamás se entretuvieron en desmembrar laboriosamente, trozo a trozo, a una pequeña familia, traspasando con la más lenta de las agonías el pobre corazón humano que se alimenta de cariño. Incluso reyes hubo que sirvieron a mendigos, y eso que se trataba de mendigos leprosos. Y otros malvados que ensartaron a los mendigos en su lanza y los cocearon con su caballo, per a los que recordaron con terror en la hora de su muerte dejándoles en dote una buena suma para misas y obras de caridad. No, en la Edad media no se encadenaba al anciano sólo por ser ciego, como se ha hecho hoy con este anciano por su teoría de la ceguera cromática. ¡Esa es la telaraña de miseria y de angustia que hemos tejido sobre el común de los humanos!, porque -¡el cielo nos valga!- somos demasiado humanos, demasiados liberales y demasiados filantrópicos para soportar el humano gobierno de un rey.

¿Nos acusaréis entonces de soñar con el regreso a lo naturalmente genuino? ¿Nos acusaréis si tenemos la fantasía que el ser humano dejaría de construir esas máquinas con sólo que nosotros renunciásemos a tratarlo como a una máquina? ¿Qué otra cosa intenta decirnos Braintree [el revolucionario] sino que somos sentimentales y que lo ignoramos todo sobre la ciencia, la sociología, la economía, o eso que difícilmente podría ser juzgado de ciencia lógica y objetiva, una ciencia que arranca al anciano de aquellos a los que ama como si fuese un leproso? Permítasenos decir a John Braintree que no ignoramos esa ciencia. Digámosle que sabemos ya demasiado de esa ciencia. Digámosle a la cara que tenemos demasiada ciencia, demasiada ilustración, demasiada educación, demasiado orden social, demasiado de esa trampa humana que se llama burocracia y de ese rayo de muerte que es la experiencia. (El regreso de Don Quijote, Cátedra, 2010, p.388).

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6 Respuestas a “Chesterton da otra vez en el clavo: naturaleza genuina frente a exceso institucional.

  1. Quiero felicitar al Chestertonblog por publicar esta magnífica serie de imágenes de nuestro mundo, que destacan la genialidad de Chesterton para hacernos entender cómo somos, lo que apenas veríamos si no fuera por su método comparativo.

  2. Muchas gracias, se agradece el reconocimiento.

  3. En cuanto a los internamientos, parece que la sociedad ha comprendido que no son la solución a los problemas. Pero es cierto que necesitamos esta ‘maraña de instituciones’ para sacar la vida social adelante. ¿Podríamos vivir con menos instituciones? ¿Cómo podemos tejer lazos más fuertes?

  4. Supongo que haciéndonos cargo las personas, los grupos y redes sociales de resolver los problemas, lo que durante mucho tiempo se denominó grupos intermedios, o sociedad civil, o incluso la comunidad.
    Quizá ya hemos delegado tanto en manos del ‘sistema’ que no tenemos tiempo de ocuparnos de los demás. Nosotros los primeros.

  5. «¿Nos acusaréis entonces de soñar con el regreso a lo naturalmente genuino? ¿Nos acusaréis si tenemos la fantasía que el ser humano dejaría de construir esas máquinas con sólo que nosotros renunciásemos a tratarlo como a una máquina?»…

    Altamente sugestivo el hecho de que Chesterton desarrollase una «teoría sobre la ceguera de sus contemporáneos para ver el color del mundo»,

    Respecto al resultado y esa compleja maquinaria social cuyos engranajes trabajan en forma relativamente ordenada aunque estén corroídos, bueno esas reflexiones me hacen recordar al libro ‘El Proceso» de Kafka.

    Formidable estudio… Gracias por compartir,
    Saludos, Aquileana 🙂

  6. Gracias por tu comentario, que da en el clavo con la teoría de la ceguera cromática del ‘anciano loco’.
    En cuanto a Kafka, hay una frase famosa de Borges que dice que Gk pudo elegir ser Kafka (y otro, que no recuerdo), pero eligió ser Chesterton. Y desde luego, lo que he leído de uno y otro, confirman que -en medio del mundo casi surrealista que vivimos- la mirada es completamente distinta.
    Aunque los dos representan al hombre corriente. Quizá mientras el protagonista de ‘El proceso’ está aturdido, fiándose continuamente del abogado -no puede hacer otra cosa-, Chesterton sigue confiando en las posibilidades de ese hombre corriente en el cambio de la sociedad, como insiste en esta novela y en Esbozo de sensatez
    Gracias, también por los elogios.

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