Ayer nos quedamos hablando del cambio continuo como elemento constitutivo de nuestra sociedad. Hoy seguimos con la crítica de Herne -en El regreso de Don Quijote-, exactamente en el mismo punto del diálogo sobre la Edad Media en que lo dejamos. Habla Braintree, el sindicalista amante del progreso, de un progreso justo, no tanto del gusto capitalista:
-Pues yo sí le entiendo -contestó violento Braintree- y le digo que está en un grave error. Mr. Herne, ¿de verdad se cree todo ese misticismo? ¿cómo puede decir que la vieja sociedad era más juiciosa?
-Esa vieja sociedad era al menos veraz. Ustedes, en cambio, viven atrapados en una maraña de mentiras -respondió Herne. Y no puedo negar que fuese una sociedad imperfecta o decir que no estuviese marcada por el dolor. Pero llamaba a la imperfección y al esfuerzo por su propio nombre. Usted mismo acaba de decirlo: esa sociedad la componían déspotas y vasallos. Cierto. Pero no faltan hoy las injusticias o la coacción, y nadie se atreve a hablar de eso en cristiano. Podemos defender cualquier cosa, a condición de que la llamemos por otro nombre (El regreso de Don Quijote, Cátedra, p.340).
Y a continuación, comenzando por el rey –tenemos un rey, pero que quede claro que no tiene derecho alguno a ser rey-, Chesterton comienza a repasar las instituciones de su tiempo y a lo que se dedican: lo contrario de lo que predican.
Lo primero que se nos viene a la cabeza es George Orwell y la transformación del lenguaje en la sociedad del Gran Hermano. Pero ya que ayer dimos un tono académico a la entrada, hoy vamos a centrarnos en el vocabulario de los políticos de hoy, empezando por los eufemismos ‘interrupción voluntaria del embarazo’ y ‘salud reproductiva’, que no están incluidos en esta lista, porque son políticamente incorrectos:

Eufemismos de carácter económico y político. Curioseadores.blogspot.com.es
«Podemos defender cualquier cosa, a condición de que la llamemos por otro nombre»
Un texto implacable de Chesterton.
Las reflexiones en torno a una sociedad ligeramente mejor aunque poblada de déspotas y vasallos merece una mención aparte. Era una sociedad, al menos, al menos veraz y genuina…
Lo de los eufemismos me parece elocuentemente sutil, una genialidad. Resulta increíble como por medio de una elipsis y los tecnicismos del lenguaje «dejamos de llamar las cosas por su nombre», atenuando la carga de su significado real…
Muy buen post, saludos, Aquileana 😛
Verdaderamente Chesterton -como Orwell- se está adelantando a la crisis de la democracia: no pueden emplearse palabras que suenen mal a los ojos de la ciudadanía -que no ‘pueblo’-
En cuanto a la Edad Media -a pesar de sus limitaciones- no dice que fuera justa, sino juiciosa. Porque era más veraz que la nuestra, que se esconde tras el lenguaje.
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