Archivo de la etiqueta: Nota biográfica

Chesterton: origen de la biografía de Santo Tomás de Aquino

Ayer –28 de enero: parece que siempre llegamos tarde- se celebró la festividad de ese hombre colosal que fue Tomás de Aquino. La biografía de Santo Tomás de Aquino –editada en español por Homo Legens (200)- es una de las obras más famosas e importantes de Chesterton y merecerá un estudio a fondo en el Chestertonblog. Por eso, hoy tan sólo vamos a contar su origen, basándonos en los datos que proporciona la biografía de Joseph Pearce (1998).

Sto Tomas de Aquino

Hay que situarse en la primavera de 1933, tres años antes del fallecimiento de GK. El libro sería, junto a la Autobiografía, su última obra general. La escribió a petición de la editorial Hodder & Stoughton -que todavía existe-, y que quería publicarla junto con la exitosa biografía de San Francisco de Asís, escrita diez años atrás, y del que existen numerosas ediciones en castellano.

Según Pearce (p.523), «Bernard Shaw se entusiasmó al enterarse de que habían encargado el libro a su amigo. ‘Es estupenda la noticia de esta obra sobre el Divino Doctor —expresaba en una carta a Frances—. Llevo años predicando que la pasión intelectual es la más arrobadora de todas en definitiva; y considero a Tomás un ser digno del mayor elogio porque me ha precedido en este aspecto’. Otros, sin embargo, contemplaban el proyecto de la biografía con mucho menos entusiasmo. Tenían sus dudas incluso aquellos a quienes se consideraba normalmente admiradores y buenos amigos suyos», como la propia Maisie Ward y su marido, editores de las obras de Chesterton en Estados Unidos.

Como sabemos, las biografías de GK carecen de erudición, pues a Chesterton le interesaba menos el dato concreto que las cuestiones de fondo que revelan la realidad de la vida, incluso más allá del propio protagonista. Pero «el nuevo estudio trababa de uno de los filósofos más importantes de toda la historia y se perdía en un campo que según pensaban muchos, Chesterton no había explorado y no estaba cualificado para internarse en él. Así las cosas, no sorprende que hasta una editorial católica como Sheed & Ward estuviera seriamente preocupada por la perspectiva del libro. Si los editores hubieran sabido la inconsciencia con que Chesterton abordaba el trabajo, difícilmente se habrían disipado sus temores. Dorothy Collins [su secretaria] recordaba que tras despachar los artículos semanales, decía de repente: ‘Vamos a ponernos un rato con Tommy’. De este modo le dictó la mitad de la biografía, sin consultar un solo libro. Al final, le pidió que fuera ‘a Londres a traerme algunos libros’. Cuando Dorothy le preguntó qué libros necesitaba, le contestó que no lo sabía. Ella escribió al padre O’Connor a toda prisa y recibió a vuelta de correo una lista de las obras clásicas y más recientes sobre santo Tomás. Según Dorothy, cuando le dio los libros a Chesterton, los hojeó rápidamente y luego procedió a dictarle el resto del libro sin volver a consultar ninguno de ellos» (Pearce, pp.524-5).

Como sabemos, además de poseer una memoria prodigiosa, Chesterton había leído intensamente a Santo Tomás durante su período de acercamiento al cristianismo, y –aunque GK no era nada escolástico-, sus obras le habían proporcionado los sólidos fundamentos de su filosofía realista, que era la base de ‘el colosal sentido común de santo Tomás de Aquino’ -según mencionaba en la biografía de Chaucer,  escrita un año antes- el sinónimo de sensatez.

Continúa Pearce (p.525): «De todas formas, adhiriéndose a la convicción de Shaw de que ‘la pasión intelectual es la más arrobadora de todas’, esperaba que la biografía ganara en pasión lo que perdía en precisión. Él adoraba a santo Tomás tanto con el corazón como con la cabeza y comprendía sus enseñanzas igualmente con el corazón y la cabeza. Confiaba en que bastara con eso. En efecto, un amigo que le vio a la salida de la misa del día del Corpus Christi, cuando estaba en plena redacción del libro, nos ofrece una interesante visión de ese amor: ‘Como estoy intentado escribir sobre santo Tomás —le explicó— se me ha ocurrido que lo menos que podía hacer era venir a comulgar en el día en que escribió su Misa‘. Otros amigos le recuerdan en la procesión del Corpus en Beaconsfield con ánimo similar, cantando el himno de santo Tomás, el Pange Lingua, con todo el corazón y desentonando bastante. No se daba cuenta en absoluto de que se había convertido en objeto de risas para los habitantes de las casas situadas frente a la iglesia que contemplaban atónitos y divertidos su modo de proceder».

El resto ya lo sabemos: Etienne Gilson (1884-1978), uno de los más grandes tomistas del siglo XX, consideraba el libro como una de las mejores obras jamás escritas sobre Santo Tomás.

Puedes comenzar a leer el libro de Chesterton sobre Santo Tomás aquí, en versión bilingüe, incluso.

Anuncio publicitario

Chesterton a los ojos de otros periodistas

Para concluir el perfil de Chesterton como periodista (partes 1ª -su propia versión-  y 2ª -su curriculum-) reunimos unos cuantos testimonios que manifiestan cómo le vieron algunos de sus coetáneos. Vamos a comenzar con WR Titterton, que conoció a GK mucho antes de trabajar con él: de hecho, Chesterton le nombró director del GK’s Weekly y desempeñó este cargo durante varios años. Dice Titterton: «Gardiner era un buen director [del Daily News] […] porque lanzó a GKC a una serie de artículos dominicales que tuvieron el efecto de doblas las ventas del News en las ediciones en que aparecían, colaboración que duró muchos años. Es más esos artículos fueron el comienzo de una controversia, continuada por Chesterton en muchos periódicos, reseñas y libros hasta el día de su muerte, que ha tenido y tiene más efecto sobre el pensamiento e incluso sobre los hechos que ningún otro elemento periodístico sobre nuestro tiempo», (2011, p.37). Titterton -que se refiere a la tensión entre patriotismo e imperialismo- sigue así:

«Los progresistas estaban interesados en lo que veían, equivocadamente, como una campaña antibélica (era algo muy distinto: una campaña en contra de la guerra de los Boers), y durante algún tiempo intentaron reclamar a GKC como uno de los suyos. Pero él procedió a desorientarlos, luego a irritarlos y por último a cabrearlos, al defender al hombre de la calle contra el experto, al hombre de la calle y su derecho a sus propias costumbres, al hombre de la calle contras el Estado, y sobre todo al hombre de la calle y su derecho a gobernar a su propia familia y ser dueño de su propiedad. Era una doctrina extraña, viniendo de un demócrata. Peor aún, si es posible: predicaba el catolicismo, la guerra y la cerveza» (pp.37-38).

Pasemos ahora a Luis Ignacio Seco (p.165), que comienza citando a Maisie Ward: «‘No he conocido a nadie que trabajase tantas horas y con el espíritu en tal tensión como Chesterton’. Un periodista americano recogía con preocupación la misma idea en un artículo publicado en el Chicago Evening Post: ‘Es casi imposible abrir un periódico sin que contenga algo suyo –artículo, comentario crítico, poema o dibujo- y su nombre es ya más familiar que el de Bernard Shaw… Si continúa a ese tren de producción acabará por gastarse o romperse… Es una lástima que un hombre tan bueno se consuma tan temerariamente… Sus amigos y editores deberían ponerse de acuerdo para contenerle… No hacen a menudo hombres como Chesterton'».

Para concluir, lo haremos con una cita extraída de la biografía de Pearce (p.596), procedente del libro de David Matthew Catholicism in England 1535-1935 (Londres, 1938, pp.238-239) aunque el texto apenas menciona la cuestión religiosa: «Con Chesterton surge un pensador católico verdaderamente inglés, una personalidad completamente independiente, un escritor con un cierto toque dickensiano, un renacimiento genuino del idealismo y de los sentimientos ingleses, así como la gran pasión por la justicia que encuentra siempre en este país una audiencia abrumadora, comprensiva y pacífica. El torrente de felices ocurrencias y las paradojas revelan el profundo sentido del humor inglés; la honda comprensión del hombre de la calle le sirvió de ayuda en su búsqueda de la justicia».

Chesterton periodista, 2: su ‘curriculum vitae’

Al comenzar el perfil de GK como periodista se ha dado una imagen irónica y superficial del mismo, y desde luego insuficiente. Si en la primera entrada, parecía que Chesterton bromeaba y no se identificaba con la profesión, Ahora vamos a profundizar un poco en la tarea de mostrar su inmensa labor como periodista.

Quizá la única aclaración necesaria –sincronización temporal- es que a principios del siglo XX periodista era quien trabajaba en una publicación periódica, en alguna de las distintas tareas. Algo parecido a lo que sucede con otra expresión que también utiliza mucho Chesterton, la de publicista -que estoy está ceñida al ámbito de la publicidad-, y entonces se refería a quien ofrece al público determinada información, de naturaleza diversa.

Chesterton comenzó publicando sus poemas en diversas publicaciones, como el Outlook y el Speaker -ya antes de comenzar el siglo XX- y que fue el primero en contratarlo como colaborador. Había dejado los estudios de dibujo en la Slade School y comenzaba a ganarse la vida realizando reseñas para diversas publicaciones, como también haría en el Bookman.

El Speaker lo lanzaría a la fama, al tomar partido en contra de la guerra de los boers. En 1901, sería contratado por un diario de mayor entidad, el Daily News, donde colaboraría hasta 1913. A mediados de la primera década de del siglo XX lo encontramos colaborando en el TP’s Weekly y en Open Review. También participa en la famosa controversia con Blatchford, director de The Clarion, en las páginas de ese periódico, por supuesto. En esos años comenzó igualmente a trabajar en el diario que editaba su hermano Cecil, The New Age, el periódico de la sociedad fabiana (antecedente del actual Partido Laborista inglés).

El director de The Illustrates London News, al comprender la valía de Chesterton -y a pesar de tener una línea de opinión muy diferente- lo contrató para un artículo semanal, dejándolo plena libertad para colaborar con quien quisiera, y con la única condición de no hablar de política ni de religión, temas que por supuesto aparecieron, gracias al peculiar estilo y agudeza de Chesterton. Estas colaboraciones no se interrumpieron nunca, salvo un breve período de enfermedad de GK, dando origen a varias colecciones de ensayos y a otros muchos que se han reunido en tres o cuatro tomos de los Collected Works que edita Ignatius Press (de los 34 existentes).

En busca de una mayor independencia y capacidad crítica, Cecil Chesterton fundó en 1911 con Hillaire Belloc The Eye Witness, que dirigió hasta su partida al frente francés durante la primera guerra mundial, en la que fallecería. Chesterton sintió la necesidad de continuar la labor reformadora de su hermano y acabó asumiendo la dirección del periódico hasta 1923, momento en que fue imposible sostenerlo. Pero para compensar su desaparición, y continuar influyendo en la sociedad, decidió en 1924 abrir una nueva publicación, el GK’s Weekly, cuya historia se detalla en otro lugar del Chestertonblog, y que no impidió colaboraciones en otros lugares.

Probablemente fueron otras muchas las colaboraciones que GK realizó para los medios de comunicación de su tiempo -además de las charlas en la BBC-. Éstos datos -sin referencias exhaustivas- proceden de las biografías de Pearce y Seco.

Como la entrada se está extendiendo mucho, dejamos para un último post los comentarios de algunos colaboradores. Pero -aunque GK ironizara sobre su trabajo como periodista- no se le puede negar que lo fue, y de primera categoría.

Vídeo

Vídeo de Chesterton en Massachusetts

Una chestertoniana nos envía un vídeo de youtube que agradecemos sobremanera, porque es un verdadero tesoro. Ojalá muchos seguidores del Chestertonblog puedan y quieran enviar materiales de éste u otro estilo, que se agradecen de verdad.

Es un vídeo muy corto, perteneciente a un reportaje: recoge el encuentro que GK mantuvo con estudiantes del Worcester College de Massachusetts –lo señalo aquí porque la presentación es un tanto confusa- y es presentado ante ellos como un cruzado. Tanto la imagen como el sonido son inicialmente muy deficientes, pero parece que el vídeo está ‘reparado’, de modo que hacia el final se amplían imagen y sonido, y puede verse bien y oírse su voz. Es un simpático testimonio –no hace falta ver para creer en GK- que hará disfrutar a sus seguidores.

Chesterton visitó América en dos ocasiones. La primera, en 1921, dio origen a su libro Lo que vi en América (1922). El segundo viaje comenzó por Canadá en otoño de 1930 y continuó por varias ciudades de la costa oeste de los EEUU, antes de regresar a Inglaterra en enero de 1931.

Este vídeo corresponde a ese segundo viaje, y gracias a los datos que da Joseph Pearce en su biografía (Sabiduría e inocencia, Encuentro, 1998) puede reconstruirse bien su contexto inmediato. Chesterton fue recibido en el Holly Cross College of Worcester –una Universidad de los jesuitas cerca de Boston- el 2 de diciembre de 1930. Chesterton recibió el homenaje de los estudiantes como un gran hombre de letras, e incluso prepararon una publicación para la ocasión y varios discursos. Dice Pearce (p.493): «Los propios alumnos le demostraron su hospitalidad con una ‘Salutación de los cruzados de la Santa Cruz al cruzado GKC’, en las lenguas de sus antepasados, llevada a cabo por varios estudiantes cuyos ancestros procedían de los cuatro rincones del mundo, en una muestra cosmopolita y representativa de los distintos idiomas: saludaron a Chesterton en alemán, árabe, armenio, chino, español, francés, gaélico, griego, húngaro, italiano, lituano, polaco, portugués y siríaco. El tributo más prestigioso, no obstante, fue el que le ofreció Paul Claudel, poeta, dramaturgo y ensayista, que a la sazón era embajador de Francia en Washington».

Un monumento a GK en España

Por el texto de Cabrera Infante que referenciábamos el otro día, nos enteramos que en Sitges hay un monumento a Chesterton, quizá el único que haya en nuestro país.

Monolito de GK en Sitges

Lo he encontrado en Recorriendo Catalunya, y por lo que ahí se cuenta, se puede entender el motivo por el que le hicieron el monolito: «GK Chesterton visitó Sitges por primera vez en mayo de 1926, volvió en 1928 y en 1935. Suya es la frase ‘Barcelona es el pueblo más sucio de Europa, y Sitges, la ciudad más limpia del mundo’.»

En el blog Retalls de Sitges también se reseña su visita y aparecen dos fotos de GK y Frances  en la playa.  Chesterton es muy admirado en el mundo catalán y en su momento trataremos el tema, pero entre los materiales  que ya están recogidos en la página Algunos estudios en español, está la referencia a Pau Romeva, que no sólo tradujo a GK, sino que prologó las obras completas editadas por Plaza  & Janés en 1968. Algún día profundizaremos en la relación de GK con Cataluña y viceversa, la relación de Cataluña con él.

Un estudio comparativo…

Me gusta el texto del enlace adjunto porque trasluce la ilusión del autor, su deseo de penetrar en el hondo del alma humana, y sentir lo que sintieron los personajes de los que habla. Y también me gusta porque el contexto es una revista virtual puesta en marcha por estudiantes: por lo que he podido comprobar, lo hacen muy bien. Se llama Ginkgo Biloba.

Cuando comenzamos el Chestertonblog nos propusimos recoger algunos textos o artículos sobre GK, al menos en lengua castellana. La cantidad de material existente en la red hace difícil recogerlo todo, pero al menos podemos divulgar lo que va saliendo. El que enlazo a continuación me gusta porque se ve que está escrito por algún joven lleno de ideales, que escribe sobre el proceso de conversión de GK. Ya hemos dicho varias veces que la faceta confesional o cristiana de Chesterton no es la que pretendemos destacar en este blog, sino sobre todo, su aportación para la comprensión del mundo moderno. Pero, obviamente, no se pueden separar: la experiencia de la vida tiene siempre un contexto social, que aparece reflejado en la transformación que supone la conversión.

 El artículo se llama Chesterton el católico y su autor es Juan Riveros, al que felicitamos desde aquí por la calidad de su trabajo y animamos a seguir profundizando en la figura de GK.

Chesterton: ‘A la mujer que amo’

El reciente aniversario de bodas de una familia a la que tengo muchísimo cariño, es la ocasión de reproducir un poema que Chesterton dedicó a la que sería su mujer, Frances Blogg. Lo cuenta Pearce, en su biografía sobre GK (p.60): los presentó Lucien Oldershaw, amigo de GK, que cortejaba a la hermana de Frances, un día de otoño de 1896. GK tenía 24 años. Según Pearce, lo escribió la misma noche que la conoció, como consecuencia de lo que fue un amor a primera vista, que duraría toda su vida. Aunque he buscado la versión original, no la he encontrado. Ofrezco la versión de Álvaro de Silva, p.116.

Los versos de GK necesitan tener al lado el original, para poder ver la fuerza del ritmo y la sonoridad de la rima. Pero el amor que expresan se entiende en cualquier lengua:

Con qué esmero te hizo Dios:
apartó para ti una estrella,
la tiñó de verde con campos de oro
y le puso el sol como aureola;
la llenó de reyes, pueblos, naciones,
y te hizo a ti, con mucho esmero.
Toda la naturaleza es el cuaderno de Dios,
sus toscos bosquejos para ti.

Con qué poder te hizo Dios, mi amor:
sacó sus manos de su descanso
y encendió la estrella de oriente y poniente
calentando en la oscuridad una paloma.
Con qué poder te hizo Dios, mi amor.

Con qué paciencia te hizo Dios, mi tesoro:
de entre todas las estrellas escogió una estrella
la pintó de rojo con la puesta de sol
y verde con saludos para tus pies.
Con qué paciencia te hizo Dios, mi tesoro.

El origen de ‘The Outline of Sanity’

En esta entrada se explica el contexto que dio origen del libro que vamos a comenzar a estudiar en el Club Chesterton: The Outline of Sanity. Y para que todo el que desee seguirlo de manera no presencial pueda hacerlo adecuadamente, iremos colocando semanalmente alguna entrada referida a él.

Chesterton trata todos los temas porque es y se siente sobre todo un crítico de la cultura, en su sentido más amplio, y no sólo la literaria o artística. Por referirse a las prácticas humanas dotadas de sentido –actual o habitual-, la cultura es la categoría más amplia que se puede estudiar en ciencias sociales.  En último término, toda la vida social es cultura, puesto que es una creación humana y social. También son culturales las prácticas económicas de una determinada sociedad o época, ya que los comportamientos de la gente han de estar legitimados por el conjunto de la sociedad (por ejemplo, robar no suele estar aceptado socialmente, pero sirve para que alguna gente consiga recursos; aunque algunas sociedades o grupos se dedican a la rapiña, los piratas por ejemplo). The Outline of Sanity está dedicado a la crítica de la visión dominante en su tiempo –que todavía es el nuestro- con respecto a la economía y la política. Aunque GK nunca se sintió ni quiso ser sociólogo, su capacidad de llegar al fondo de las cuestiones puede ser tomada como ejemplo e inspiración para el análisis de ésas y otras cuestiones relevantes de la vida social.

Tras la salida de su crisis personal, a finales del s.XIX, GK se implica en cuestiones políticas, militando en el partido liberal primero, aproximándose a la Sociedad Fabiana después, estableciendo sus propios criterios mientras tanto, y posteriormente creando la Liga Distributista, siempre con inquietudes y fines reformistas. La razón es que Chesterton no interpretó su crisis personal en términos individuales, sino que –tenía ese don especial- de advertir que la forma particular de su crisis estaba relacionada con el decadente  ambiente victoriano de su época, traducido en la autocomplacencia imperialista primero y en el materialismo generalizado después.

GK estudia una primera tanda de problemas de su época en Lo que está mal en el mundo (1910), que tiene un carácter que podríamos denominar eminentemente socio-antropológico: el hombre, la mujer, el niño, la educación… todo a la luz de uno de los conceptos nucleares de GK: el hogar del hombre, un hogar que es también hogar en sentido amplio y por tanto social (y no utilizo la palabra comunitario porque él no la emplea, además de poseer determinadas connotaciones sociopolíticas actuales que distorsionarían su visión).

Pues bien, son precisamente esos últimos años de la primera década del s.XX cuando tiene lugar un importante debate entre cuatro autores. El escenario es The New Age, un periódico de la Sociedad Fabiana, en la que militan George Bernard Shaw y H.G. Wells, aunque Chesterton ya lo ha abandonado hace tiempo. Hilaire Belloc –íntimo amigo de GK, católico y parlamentario- es el cuarto autor presente en este debate. En ese momento quedan ya puestos los cimientos de lo que más tarde se llamará distributismo, en confrontación con el capitalismo y el socialismo.

Aún tendrán que pasar unos 15 años para que estas ideas se consoliden y desarrollen. Está por medio la Gran Guerra, marcada sobre todo por el esfuerzo batallador realizado por GK desde las letras para ganarla, y su posterior agotamiento y enfermedad. Y de manera muy importante, la muerte de Cecil Chesterton, su propio hermano, que había ido a Francia para contribuir a la victoria en el frente, y que vino a enfermar sin remedio en medio de las deplorables condiciones de los soldados de aquella época.

A mediados de los años 20, la reconstrucción del orden postbélico –unida al triunfo de la revolución bolchevique- vuelve a poner en primer plano las cuestiones sociales, económicas y políticas, pues son debates que toman relevancia ante la posible existencia de una alternativa viable al capitalismo. GK, que siempre ha entendido que lo que ocurre en el terreno económico condiciona el resto de la vida social, lleva tiempo trabajando estos temas. Cuando se produce el cierre de The New Witness (1923), el periódico que Cecil había fundado y que Gilbert se sintió en la obligación de continuar en defensa de sus ideales reformistas, es el momento oportuno para empezar una nueva aventura editorial.

A pesar de su inicial rechazo, Chesterton es consciente de su gancho y su éxito entre el público, pues ya es un autor de fama internacional, que viaja y da conferencias por medio mundo. Aceptar la creación del GK’s Weekly –su primer número apareció el 21 de marzo de 1925-, con Gilbert de presidente –aunque no de director ejecutivo- pareció la única manera de seguir interviniendo en la vida pública de su país. Y no sólo en cuestiones económicas y políticas, en un momento de efervescencia social: acababan de aparecer La superstición del divorcio y La eugenesia y otras desgracias, que responden a intensos debates del momento: el segundo contribuyó a que Inglaterra poseyera las leyes eugenésicas más moderadas del contexto europeo.

Era el momento de dar un nuevo impulso a la cuestión social, sobre todo si se cuenta con todo un plantel de autores y colaboradores que contribuirían a sacar adelante el semanario, que aún habría de sobrevivir una década a la muerte de su fundador. Estos autores eran de muy variada procedencia y filiación social, filosófica y religiosa, pero compartían el rechazo de los sistemas imperantes y estaban dispuestos a hacer algo, empezando por pensar y difundir formas alternativas a las que ya se conocían y cuyas nefastas consecuencias se veían desde hacía décadas en el caso del capitalismo o se consideraban una promesa del paraíso en la tierra. Entre todos instituyeron la Liga Distributista, de la que se cuenta una anécdota en el Chestertonblog.

Las páginas de GK’s Weekly constituyen, por tanto, el origen de los artículos posteriormente recogidos y publicados con el nombre de The Outline of Sanity en 1927, además del de otros muchos textos circunstanciales o dedicados a otros temas. El semanario vio también la publicación por entregas de El retorno de Don Quijote, destinado a novelar la existencia de auténticos quijotes distributistas, antes de ser publicado como libro en 1927. También pertenece a este momento el famosísimo debate entre Chesterton y G.B. Shaw, moderado por Belloc, publicado posteriormente con el nombre de «Do we agree?» (1928).

Bibliografía especializada:

SADA CASTAÑO, D. (2005). G.K. Chesterton y el distributismo inglés del primer tercio del siglo XX. Madrid: Fundación Universitaria Española.

GUTIÉRREZ, M.R. (2013). Chesterton, director de GK’s Weekly. En P. GUTIÉRREZ CARRERAS & M.I. ABRADELO DE USERA (Eds.). Chesterton de pie (pp. 61-66). Madrid: CEU Ediciones.

Chesterton, el rey de Fleet Street

Otra especie de sección del blog será la de ir contando detalles de la vida de Chesterton poco a poco, que permitan una mayor familiaridad con su persona y su vida. Comenzamos por los inicios de la carrera periodística del GK, en los primeros años del siglo XX.

Fleet StreetTras su paso por la Slade School, una especie de academia de pintura, un entorno social en el que GK pudo conocer de primera mano toda la decadencia del mundo moderno, Chesterton comenzó a escribir reseñas de libros para diversos medios, hasta que, tras sus críticas a la imperialista guerra de los boers, saltó a la fama, y fue llamado para trabajar en diversos medios de relieve: comenzaba así su etapa en Fleet Street,  y ya se codeaba con los mejores periodistas y escritores de su tiempo. El ambiente de esa calle, en la que estaban situados los periódicos de Londres era muy agitado. GK hace reseñas, escribe crónicas, pronuncia conferencias, se reúne con sus colegas en los pubs, para comer y beber cerveza, criticar la sociedad y reír y disfrutar en noble camaradería. Tiene 30 años y ha publicado ya Herejes y El hombre que fue Jueves. Como dice L.I. Seco en su biografía, se había convertido en el rey de la bohemia periodística. Es una época de un periodismo vivo y arriesgado: se escribe y se discute con pasión y aventura, y hay libertad para expresar las propias ideas, a pesar de que las de GK iban cada vez más contra corriente, mientras se gestaba Ortodoxia: pero oírselas contar a GK era todo un espectáculo para sus compañeros.

Seco dice que GK no comprendió nunca por qué había caído con tan buena estrella en Fleet Street: «todos le habían advertido que el secreto consistía en escribir para cada periódico lo más adecuado a su línea de opinión y él había hecho exactamente lo contrario, descubriendo los cafés franceses y las catedrales católicas a los lectores del nada conformista Daily News y defendiendo ante la parroquia laborista del viejo Clarion la teología medieval».

Desde entonces, Chesterton siempre cayó bien y fue querido por todo el mundo.