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Artículo del prof. Esteban Romero Frias, de la UGr. publicado en su blog, el 15 de Febrero de 2.015

Hasta la vista Juan Carlos Chesterton Blog

en Personal, UGR.

Ha fallecido el profesor Juan Carlos de Pablos Ramírez, profesor Titular del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Conocí a Juan Carlos en el viaje a Marruecos que organizó mi compañero de facultad Salvador Hernández en mayo de 2011. El mismo viaje en el que conocí a la que ahora es mi pareja, Marianela.

Si bien no tuvimos la oportunidad de conversar durante aquellos días, tiempo después, la pasión lectora, por un lado, nos hizo reencontrarnos en septiembre en un Club de Lectura de la Universidad coordinado por José Manuel Ruiz y, por otro, la pasión comunicadora en las redes, donde a través de GrinUGR supe de su gran pasión, G.K. Chesterton, autor en el que felizmente coincidíamos. Juan Carlos había iniciado en el verano de 2013 el que quizá fuera su último gran proyecto intelectual:Chestertonblog.

Chestertonblog (https://chestertonblog.com/)

En diciembre de 2013 organizamos en GrinUGR las Jornadas de Ciencias Sociales y Humanidades Digitales en la Universidad de Granada y conté con él para que participara y moderara una mesa redonda titulada “La docencia en un contexto de Ciencias Sociales y Humanidades Digitales”, junto con Domingo Sánchez-Mesa, Miguel Moreno, Fernando Trujillo y Antonio Rodríguez de las Heras.

Juan Carlos presenta Chesterton Blog en las Jornadas de Ciencias Sociales y Humanidades Digitales de la UGR (diciembre 2013)

Juan Carlos me respondió: “te agradezco que hayas pensado en mí para este tema, aunque no tengo mucha experiencia: empiezo a vislumbrar la cuestión, pero no tengo mucha experiencia real. Con esto del Chestertonblog estoy conociendo el mundillo y se me ocurren cosas para el curso, sobre todo para los de 5º. Y tengo unas ganas de hacer wikis que me muero…” (la negrita es mía). Me manifestaba también que estaba de baja desde antes del verano y que no acababa de recuperarse. No estaba en condiciones de impartir clases regularmente, pero intentaría acudir a este acto de forma puntual.

Semanas después me volvió a escribir para felicitarme por mi santo reiterándome su agradecimiento por la participación en las jornadas y lamentando no haber podido acudir al THATcamp posterior a las jornadas por haberse encontrado peor de salud: “y me hacia verdadera ilusión asistir“.

Juan Carlos de Pablo, en las Jornadas de Ciencias Sociales y Humanidades Digitales de la UGR (diciembre 2013), haciendo gala de la alegría chertertoniana del color rojo

Los últimos días que compartí con él fueron hace un año. Juan Carlos participó en la GrinWeek (2ª edición), una semana sobre culturas digitales de lo abierto para aprender en el siglo XXI que celebramos del 27 al 31 de enero de 2014. A raíz de aquellos días Juan Carlos escribió este artículo en GrinUGR: “Chesterton en la #GrinWeek 2014“, cuya lectura recomiendo.

GrinWeek (2ª ed.), una semana sobre culturas digitales de lo abierto para aprender en el siglo XXI

Juan Carlos para mí era principalmente Chesterton, su gran pasión intelectual a la que dirigió buena parte de sus esfuerzos desde el verano de 2013 en inició su baja por problemas de salud. En la primera entrada del blog, Juan Carlos justificaba el porqué del mismo:

Ha llegado el momento de lanzarse a la acción, y estos meses de relativa tranquilidad han sido el trampolín que me ha lanzado a decidirme.

Si esta entrada funciona bien, seguiré añadiendo otras entradas.

En apenas un año consiguió realizar un gran trabajo pese a las limitaciones que imponía la salud.

En este tiempo hemos publicado unos 25 ensayos de GK, muchos de ellos traducidos por primera vez al castellano, gracias a Carlos Villamayor, y siempre citando las fuentes y los traductores. Hemos revisado y corregido las traducciones de dos librosEsbozo de sensatez y Santo Tomás de Aquino -que pronto estará disponible en pdf y epub, y que puede considerarse una traducción original, una introducción enteramente nueva. Y estamos a medias con El hombre eterno, nuestro próximo proyecto amplio.
Además, hemos puesto a disposición del público interesado más de 30 estudios y prólogos sobre GK y sus obras, en nuestra intención de convertirnos en un lugar de encuentro sobre el ‘Gigante bueno de Beaconsfield’.
250 entradas y 35 páginas -con reflexiones sobre Chesterton, su obra y su mundo -que es el nuestro, según la tesis que hemos repetido tantas veces- dan peso a la labor, que no ha hecho más que comenzar. Quiero agradecer su labor de todo corazón a los autores y traductores -que construyen el blog con sus textos-, a los comentaristas -que le dan dinamismo-, a los seguidores del blog que se limitan a poner me gusta y a los que ni siquiera lo hacen, pero sé que lo visitan. Y también por qué no, al equipo de WordPress que hace posible el Chestertonblog.

Para quien conozca en algo la obra de G.K. Chesterton, hacerse una semblanza del carácter de Juan Carlos debería ser sencillo. Uno no deja de parecerse a con quien tanto fervor admira. Y su objeto de admiración era sin duda encomiable. Chesterton,afirmaba, “escribe con soltura, gracia y agudeza, y sobre todo, siempre manda la sanity, la cordura, y la alegría de vivir en todo lo que dice”.

Su concepción del ser humano a partir de la lectura de El hombre eterno explica el esfuerzo de sus últimos años de trabajo:

“Y sin embargo, no hay continuidad entre el resto del universo animal y los humanos, sino ruptura. Y por eso cada humano es un milagro. Y por ser humano es libre: cada uno puede decidir el tipo de relaciones que mantiene con los demás y con el mundo. Y las cosas por las que vale la pena luchar. Como difundir las ideas de GK.

Decía Chesterton de la familia: “El lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es una oficina ni un comercio ni una fábrica. Ahí veo yo la importancia de la familia.”

Estas son las últimas palabras de la última entrada que escribió en el blog el 13 de noviembre de 2014 a propósito de una reflexión sobre Cristianismo y Socialismo:

Chesterton ha dado en el clavo: para transformar la sociedad hay que hacerlo de acuerdo a la forma primordial del ser del hombre, basada en la posesión de un ideal personal, y ese esfuerzo es esencialmente alegre. Ojalá supiéramos educar a nuestros jóvenes de esta manera y mantenerlo el ideal en los mayores.

He querido titular esta entrada “Hasta la vista Juan Carlos Chesterton Blog” del mismo modo en que él bautizó a su proyecto. Chesterton estaba casado con Frances Blog y como conjeturaba cualquier hijo en nuestro país habría tenido como apellidosChesterton Blog.

“[…] los que queremos a Chesterton somos de alguna manera  hijos suyos, de los dos, puesto que Frances era una fuente de inspiración para GK. No en el sentido de musa, sino en el de formar parte del milagro de la vida cotidiana, ése que hacía a GK que se llenara de admiración y alegría a cada momento.”

Ya lo apuntaba de alguna manera Woody Allen en Desmontando a Harry, cada cual elige sus propios infierno y paraíso. A mí me gusta imaginar a de Pablos conversando con Chesterton tras tantos años de lecturas.

depablos chesterton

 

En uno de sus textos Juan Carlos cita este fragmento de Orson Welles en la película Fraude a propósito de la catedral de Chartres. Un monólogo que imagina que Chesterton habría firmado. Yo también creo que Juan Carlos también lo habría hecho.

A Juan Carlos se le quedo el tiempo corto. Había descubierto en la red un nuevo mundo para el crecimiento intelectual y así lo demostró con denuedo durante año y medio. Un profesor de los que necesitamos en nuestros tiempos, capaces de comunicar con profundidad y amenidad en los nuevos medios. Largo legado deja y mayor aún la inspiración y motivación para seguir perseverando.

Ya no podré leer a Chesterton sin hacerte un homenaje.

 

Juancarlos y el rostro de Chesterton

[A Juan Carlos de Pablos, in memoriam]

Conocí a Juan Carlos de Pablos el día 28 de abril de 2014. Había perpetrado yo un breve texto sobre el Padre Brown y, como un mensaje en una botella, lo había lanzado a la blogosfera. Pensé que nadie lo leería, o que, si alguien lo leía, no tendría la suficiente paciencia como para ponerme unas letras. Me equivocaba. Hay mucha gente buena esparcida por el mundo. Gente como Juancarlos (así firmaba siempre los correos electrónicos que me envió durante los nueve meses siguientes): paciente, muy sabia y muy generosa con su tiempo. Gente que se da a los demás. Gente como Juancarlos.

Ese mismo día me escribió proponiéndome incorporarme al Chestertonblog, esta criatura suya tan llena de vida, de sabiduría y de inocencia. Acepté de inmediato, pero con una condición: que él me fuera guiando por los pasadizos (o, mejor dicho, por las amplias avenidas) de la obra de nuestro querido GKC.

Y así hizo Juancarlos, con paciencia y mucha laboriosidad. Comenzó a enviarme textos sobre el Padre Brown: de Boyd, de Pearce, de Seco… Por su culpa (¡bendita culpa!) me hice urgentemente con el número que The Chesterton Review dedicó a los relatos del cura sabueso de Norfolk, y durante meses me crucé con Juancarlos muchos correos en los que discutíamos fraternalmente sobre aspectos nimios de las entradas del Chestertonblog (que si unas comillas aquí, que si mejor separar esta idea en dos párrafos; cosas así). Desde el primer momento me admiraron la cordialidad y el buen humor de Juancarlos.

Andando el tiempo, supimos algo más de nuestras vidas respectivas. Por e-mail hablamos de nuestras familias y de Chesterton, y nos hicimos amigos. Muy amigos. Como todo comenzó por correo, por correo solíamos echar nuestras parrafadas; hasta el día, allá por septiembre, en que hablamos por teléfono un buen rato. Entonces ya me contó más acerca de su enfermedad. Y entonces fue cuando mi admiración creció aún más, porque, en la adversidad, el buen humor de Juancarlos era proverbial. Un hombre verdaderamente chestertoniano.

Un día le propuse ilustrar mis entradas sobre el Padre Brown con algún dibujo. Le gustó la idea. También le dije que mi mujer estaba preparando un retrato sobre nuestro personaje. Esa idea le gustó aún más. En un correo me dijo: “Me gustaría ser el primero en conocer el rostro del Padre Brown”.

Hablé con Juancarlos por última vez la semana pasada. Fue una conversación breve, porque él ya hablaba con dificultad. Pero fue, como siempre, una conversación gozosa. Volví a sentir su aliento de profesor universitario, su buen humor de padre de familia y su esperanza de amigo de Dios. Juancarlos se despidió con gracia: “Adiós, dibujante”, me dijo. Sabíamos ambos que era nuestra última conversación.

Hace dos días, Alejandro Romero me avisó de que Juancarlos había fallecido. Lloré, recé e hice rezar a los demás. Di gracias a Dios por haberme regalado un amigo, y, al final del día, tuve claro que un hombre tan bueno se merece el Cielo para siempre, y conocer allí, en aquella reunión felicísima de hombres eternos, el rostro de su colega Chesterton.

Imagen

con cariño

Puerto de Sta Maria-_52

Una lección de periodismo de G.K.Chesterton

A mi amigo Juan Carlos de Pablos

El sábado se escapa con su lento caminar.   Junto a un rimero de cosas, en donde se mezclan textos de todas las clases, asoman algunos de pensadores ingleses. Antes de despedirme del día, hojeo notas, cuadernos y apuntes de mi ya casi olvidada profesión de enseñar. Deseaba,pero no pude concentrarme en uno de mis temas preferidos: el concepto de creación literaria. Así, paseando por el pasado inmediato, di con unas cuartillas amarillentas que trataban de Ética y Escritura y, más concretamente, de Ética y Periodismo.

«La verdad no sólo es necesaria, sino consustancial a la referencia de los hechos acaecidos». Mis alumnos, no obstante, rebatían este principio aplicado a la información, aduciendo que la narración no puede ser objetiva en tanto en cuanto participa un observador externo que, corrientemente, internaliza la exposición de los hechos. Sin importar que la información – en nuestro caso, la periodística- tenga más o menos un punto de verosimilitud. y no se advierte, en numerosas ocasiones, que no es lo mismo veraz y verosímil, dado que la conformación de la cereteza con la realidad y le ética no tiene en cuenta ningún interés, incluido el de la verosimilitud.

El aula es, además,el ámbito donde se plantea la dicotomía generalidad/ curiosidad o, lo que es lo mismo, que la información sea  conveniente para los intereses espureos del mayor número de receptores o, en otro sentido sólo sea información éticamente admisible.

En estas estaba enfrascado, cuando abrí unas páginas del texto chestertoniano «La esfera y la cruz». Leí:

«…se habían olvidado del periodismo. Se habían olvidado de que en el mundo moderno existe, quizás por primera vez en la historia, una clase de gente cuyo interés consiste no en que las cosas sucedan bien o mal, próspera o adversamente, en provecho de este partido o en provecho de aquel otro, sino que consiste simplemente en que ocurran cosas».

Más adelante, referido al periodismo, dice Chesterton: «…proviene de ser pintura formada enteramente de excepciones.» Es decir que un hombre muerda a un perro es más excepcional que su contrario. Los periodistas, sean o no democráticos, son profesionales de las rarezas y de las minorías, mordisqueadas por los canes, para hacer una sociedad elitizada (¿en el mal?), basándose en lo subjetivo, lo fantasiosos e, incluso, lo falaz. Porque como Chesterton afirma es más importante que acontezcan cosas, aunque sea una cosa, que la bondad o perversidad del suceso.

Y de este modo, en buena medida, se convierten en aves carroñeras. «…los periodistas habían barruntado la sangre, y apetecían más; cada detalle del asunto les preparaba para ulteriores arrebatos de indignidad moral» ¡Qué lanzada y no en moro muerto, les atiza a sus colegas, nuestro Chesterton con esa brillante lexía «ulteriores arrebatos de indignidad moral.»

Un pórtico para el Padre Brown (3)

Los relatos del Padre Brown: 53 historias tragicómicas sobre criminales.

En todo verdadero cuento de detectives, siempre comparece de improviso la sangre. Las galerías de personajes son infinitas; las causas últimas del asesinato, innumerables. Los ambientes pueden ser de lo más variado y, además, hay muchas posibilidades para el tempo narrativo. Pero la sangre siempre está ahí: brusca, sorpresiva y amenazadora. Se podría decir que, en esos relatos breves, la muerte no aparece, sino que irrumpe. El lector tiene la impresión de que, al secarse de repente una vida, el renglón va a enmudecer… para siempre.

Pero no. Es sólo una impresión transitoria, porque, en los relatos detectivescos, la muerte es sólo el principio. Un principio que, además, Chesterton no se tomaba muy en serio. Para comprobarlo, leamos con qué facundia se refiere en su Autobiografía a su extenso curriculum de asesinatos… sobre el papel:

Hace algún tiempo, sentado tranquilamente una tarde de verano, mientras pasaba revista a una vida injustificadamente afortunada y feliz, calculé que debo de haber cometido al menos unos cincuenta y tres asesinatos, y haber sido cómplice de la desaparición de otro medio centenar de cadáveres con el fin de ocultar otros tantos crímenes; culpable también de colgar un cadáver en una percha, de meter a otro en una saca de correos, de decapitar a un tercero y colocarle la cabeza de otro, y un largo etcétera de inocentes artificios parecidos. Es cierto que la mayoría de esas atrocidades las he cometido sobre el papel.

En cada relato del Padre Brown siempre hay ocasión por la risa, aun en mitad del drama. Ilustración: casapomelo.

En cada relato del Padre Brown siempre hay ocasión para la risa, aun en mitad del drama.
Ilustración: casapomelo.

Así fue, en efecto. Esos 53 asesinatos son las 53 historias protagonizadas por el Padre Brown, que constituyen lo que Chesterton llamaba, con genial paradoja, comedias de detectives.

Por un lado, nuestro autor no confeccionó historias de argumento sanguinolento y fácil, y, por otro lado, el interés de los relatos no se basa en una sofisticada trama o en la proliferación abrumadora de personajes (hasta el punto que podemos afirmar que, en este aspecto, las historias del Padre Brown son sencillas). Chesterton hizo algo más difícil: hallar en la tragedia de la muerte la comedia de la vida. Veamos, por ejemplo, con qué sentido del humor le quita espesor a la sangre cuando da cuenta, también en su Autobiografía, del tiempo en que le encargaban historias de crueles asesinatos:

Mi nombre adquirió cierta notoriedad como escritor de narraciones sangrientas, comúnmente llamadas historias policíacas; ciertos escritores y revistas han llegado a contar conmigo para tales fruslerías, y son lo bastante amables para escribirme de vez en cuando y pedirme una nueva remesa de cadáveres, generalmente en lotes de ocho.

Fueran los lotes de ocho o de más fiambres, lo cierto es que, como se explica en la edición de Acantilado del año 2008 (con traducción de Miguel Temprano García), los relatos del Padre Brown, publicados originalmente en diversas revistas inglesas y americanas (Cassell´s, Storyteller, Pall Mall o Nash´s) entre los años 1910 y 1935, se vienen reuniendo en cinco volúmenes sucesivos, que son El candor del Padre Brown (12 relatos), La sagacidad del Padre Brown (12 relatos), La incredulidad del Padre Brown (8 relatos), El Secreto del Padre Brown (10 relatos) y El escándalo del Padre Brown (9 relatos).

Chesterton confesó, como queda dicho, 53 tragicómicos asesinatos, y los citados son 51. Para completar la nómina debemos incluir, pues, otros dos relatos. Uno de ellos es El caso Donnington, escrito en colaboración con el también autor de novelas policiacas Sir Arthur Pemberton (1863-1950). Se trata de una historia descubierta en 1981 (muchos años después de que Chesterton falleciera, en 1936) y en cuya segunda parte aparece el Padre Brown para resolver el misterio.

El último de los relatos, que Chesterton escribió el último año de su vida y ya gravemente enfermo, es La máscara de Midas. Su descubrimiento es aún posterior, pues apareció en 1991, en forma de fotocopia del manuscrito original. Es un texto mecanografiado por Dorothy Collins (secretaria de Chesterton durante muchos años) que incluye numerosas correcciones de puño y letra y varias notas del escritor. Era, al parecer, el segundo relato de lo que nuestro autor había denominado “Nueva Serie” (el primero de los relatos de esa nueva “remesa de cadáveres” era La vampiresa del pueblo, que se suele incluir en el citado volumen El escándalo del Padre Brown).

Pero en La máscara de Midas hay, además, una enigmática indicación de Collins. “No publicar”, se lee en el original. ¿Por qué? ¿Por qué, después de 52 asesinatos, Chesterton no quería publicar otro crimen (un crimen sobre el papel cuya autoría, además, ya había reconocido expresamente)?

Como en el mejor de sus relatos, hasta el último momento se mantiene, por tanto, el suspense. Y, como en el mejor de los chistes, hasta el final todo es, si bien se mira, una bendita comedia.

La magnífica introducción a ‘Ortodoxia’ de Chesterton, de Tomás Baviera

Tomás Baviera es un ingeniero valenciano seducido por la inteligencia de Chesterton. Nos ha enviado varios trabajos sobre GK, que verán la luz en la correspondiente sección de artículos. Pero el escrito que elaboró con ocasión del centenario del libro –publicado en la revista Nuestro Tiempo en 2008 (n.647, pp.46-57)- es de tal calidad que vamos a abrir la página de Ortodoxia nada más que para alojarlo y hacerlo asequible a todos.
Nuestra intención es comenzar en verano a ofrecer nuestra propia versión -anotada y bilingüe- del libro, tal como estamos haciendo con Esbozo de sensatez y El hombre eterno, capítulo a capítulo. Probablemente, más de un lector del blog haya echado de menos la página de Ortodoxia. De esta manera, establecemos un compromiso con los seguidores del blog y realizamos un avance de la misma. Mientras tanto, los que no tengan paciencia, pueden acudir a la reciente edición en la editorial Acantilado (2013), a cargo de Miguel Temprano, gran traductor de GK.

Portada Ortodoxia Acantilado

Como es sabido, Ortodoxia no es un resumen de la fe cristiana, sino el itinerario que siguió Chesterton para acercarse a ella: habla de los lunáticos y los cuentos de hadas, de las ranas y los gigantes, de los optimistas y pesimistas, de complejas cerraduras y llaves capaces de abrirlas, de los que ‘creen en ellos mismos’ y los que prefieren que el mundo llegue a ellos desde fuera y los ponga en su lugar… eso sí, un lugar maravilloso, como es todo el universo de Chesterton –y el nuestro, cuando nos dejamos querer por la realidad.
El artículo recoge con detalle la trayectoria de Chesterton y da las claves para la comprensión del libro. Nuestra tarea ahora se limita a presentarlo, ofreciendo los dos primeros párrafos del texto de Baviera:

«»Un joven que quiera seguir siendo un perfecto ateo no puede ser demasiado exigente con su lectura. Hay trampas por todas partes». Así recuerda C.S. Lewis su encuentro con los libros de Chesterton durante una convalecencia en la Primera Guerra Mundial. En aquel momento, Lewis era un ateo cabal en edad universitaria. Sin embargo, su lectura inició la aproximación hacia la fe de alguien que llegaría a ser uno de los grandes apologistas del cristianismo en el siglo XX.
¿Qué encontró Lewis en esos libros? Chesterton tenía la habilidad de ayudar a ver las cosas de un modo nuevo. Y eso lo supo hacer admirablemente con la fe cristiana. Para ello, tuvo que abrir nuevos caminos intelectuales que le condujeron a una visión más profunda y más alegre de la realidad. Joseph Pearce señala la novedad de sus libros: «El cristianismo de Chesterton era contagioso y, gracias a sus penetrantes paradojas y a su quijotesco entusiasmo, muchos comenzaron a descubrir el atractivo de la ortodoxia».»

Sin embargo, es prácticamente obligatorio ofrecer algunas palabras de Chesterton, y como dice Lewis, lo vamos a hacer con una de esas ‘trampas’, que se recogen en el libro (y el artículo): «Fueron los ataques intelectuales a la fe los que le facilitaron la pista adecuada: quienes me volvieron a la teología ortodoxa fueron Huxley, Herbert Spencer y Bradlaugh, que suscitaron en mí las primeras dudas sobre la duda«. Genial Chesterton.

Chesterton: desenmascarando a los políticos

Me sirve el título  chestertoniano La máscara del socialismo, perteneciente al libro La utopía del capitalismo y otros ensayos (Palabra. Madrid. 2013) para recoger las opiniones de G.K. Chesterton sobre las prácticas de los políticos socialistas de su época. Y comprobar que son extensibles a buena parte de los actuales políticos de toda laya.
Chesterton da la sensación de que, sin quererlo, al describir la actividad de aquellos políticos dibujaba con claridad impresionista nuestros gobiernos y oposiciones. Valgan algunas muestras:

Viñeta procedente de La zona mileurista.com

Viñeta procedente de Zona mileurista.blogspot.com

Hay un cierto socialismo falso que los políticos modernos pueden ponerse de acuerdo en establecer. Si realmente logran establecerlo, la batalla por los pobres estará perdida.
(…)
El socialista (…) siempre describe el poder económico del plutócrata como consistente en la propiedad privada. Está claro que, en cierto sentido,  esto es cierto; aunque a menudo se le escapa el hecho de que la propiedad privada, como tal, no es lo mismo que propiedad limitada a unos pocos. Pero la verdad es que la situación se ha hecho más sutil.
(…)
El rico de hoy no sólo reina utilizando la propiedad privada; reina tratando la propiedad pública como si fuese privada.
(…)
Esta indefinición sin escrúpulos de dineros oficiales y no oficiales y la feliz costumbre de mezclar siempre el dinero de bolsillo con el dinero de la caja, sería posible mantener, en la práctica, a los ricos tan ricos como siempre, aunque hubiesen sufrido una confiscación en teoría.

Lo colectivo sólo tiene sentido, en esta cuestión, cuando procede  de la cooperación libre de los que tienen propiedad privada; de lo contrario, surge la rapiña de unos pocos  plutócratas o de unas élites que citan al pueblo en pasajes sombríos de historia colectivista y estatalista. Al fin son maneras de apropiarse de la propiedad, sin apellidos.
O sea que tanto unos como otros -gobiernos radicados en el individuo- o gobiernos centrados en el individuo-masa, patrimonializan el erario público, y lo convierten propiedad privada de las nomenclaturas.

Y encima cobran: Dicen que algunos de ellos se les paga como a cualquier profesional, sólo que a su paga se le llama «gastos». Pues eso.

Enlace

Enlace interesante

http://www.chesterton.org/

La frase de Zenit, de fecha 06 Sept. 13

La frase del día

«Los hombres que inician a combatir a la Iglesia por amor a la libertad y de la humanidad, acaban por combatir también la libertad y la humanidad con tal de combatir contra la Iglesia».

Gilbert Keith Chesterton (1874 – 1936)


Por qué abro un blog

Ha llegado el momento de lanzarse a la acción, y estos meses de relativa tranquilidad han sido el trampolín que me ha lanzado a decidirme.

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